Los implantes dentales son raíces artificiales, generalmente de titanio o zirconio, diseñadas para reemplazar dientes perdidos. Se integran en el hueso maxilar a través de un proceso llamado oseointegración, sobre el cual se colocan prótesis como coronas o puentes. Estos implantes no solo restauran la estética, sino también la funcionalidad masticatoria y la salud bucal general.
La colocación de implantes es necesaria cuando se pierde un diente debido a caries, enfermedades periodontales o traumatismos. También es recomendable para evitar el desplazamiento dental o problemas en la mordida que pueden surgir tras la pérdida de dientes.
Optar por implantes dentales ofrece una serie de ventajas sobre otras soluciones como las prótesis removibles. A diferencia de los puentes tradicionales, los implantes no requieren tallar los dientes sanos adyacentes. Además, la apariencia y sensación son tan similares a un diente natural que el paciente no nota la diferencia.
Los implantes dentales eliminan los inconvenientes psicológicos de llevar prótesis removibles, mejoran drásticamente la calidad de vida al permitir comer y hablar sin limitaciones, y previenen la pérdida ósea progresiva, manteniendo el estímulo sobre el hueso maxilar.
En las clínicas dentales de San Blas, evaluamos cada caso de modo individual para ofrecer la solución más adecuada, utilizando tecnología avanzada y técnicas mínimamente invasivas. Los tipos más comunes de implantes incluyen prótesis fijas, removibles, y coronas sobe implantes.
La planificación digital juega un papel fundamental en el proceso. Gracias a software 3D, se puede prever la posición ideal para el implante, minimizando riesgos y mejorando los resultados.
Las prótesis fijas sobre implantes son de las soluciones más demandadas debido a su estética y comodidad. Estos dispositivos permiten recuperar funcionalidad y belleza, y no presentan las molestias de las prótesis removibles. Por otro lado, las sobredentaduras son una excelente opción para quienes buscan algo removible pero más estable.
El postoperatorio de un implante dental es clave para el éxito del tratamiento. Es esencial cepillarse suavemente, usar hilo dental y evitar ciertos alimentos para garantizar una correcta cicatrización. El seguimiento profesional es indispensable para verificar la estabilidad y la salud bucal general.
Además, es importante mantener una buena higiene bucal para evitar la periimplantitis, una inflamación que podría afectar el implante.
Es común que se tema el dolor durante el procedimiento de implantología dental. Sin embargo, con modernas técnicas mínimamente invasivas y la opción de sedación consciente, el nivel de malestar es mínimo, comparable a un empaste dental.
Finalmente, gracias a estos avances, la recuperación es ágil, con altas tasas de éxito y satisfacción entre los pacientes.
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